Guaguancó

Ya casi no paso por aquí, pero he estado organizando algunas cosas en mi vida. Aquí les dejo el poema con el que obtuve Mención Honorífica en el Certamen de Literatura de Generales en la UPRRP. Gracias a todos por leer. Que bailen mucho mientras leen.

 Guaguancó

Arrastro con mis pies inquietos
El cantar de la superstición
Llegada a mis noches jóvenes
Por su cuenta, sin que lo pida
y tiemblo como si el sonido
de la clave en un tres por dos
o en un dos por tres, la clave
saliera de mi visible blanca negrura
Pero es la vellonera la que grita
Y declama la vida y aclamación
De mis ancestros que a sus santos
Por la suerte elevaron plegarias.

No entiendo mucho de santos
Ni de mal de amores ni de eso
Que es guaguancó, cha cha chá,
No se de suerte ni de guaracha,
Pero arrastro con mis pies inquietos
Las ganas de mover y soltar,
dejar irse los males en la sal

Del sudor, y pisar los problemas,
Convertirlos en guajira un rato
Y pisarlos bien fuerte, sonriendo
Mientras el roce del tuncutum pá
Y el tun tuun tun tuuun me hacen
Esclava digna de mover un poema
Con las caderas, agarrada de manos
De un pobre diablo sin suerte,
Pero con muchos santos en los pies,
con muchos santos en su belleza.
Declamo en mis noches jóvenes
que mi herencia caribeña silenciada
por un gigante ya es ruido, es tambor,
timbal y es también sangre del Congo.

Las penas, los males y la suerte
me seducen como ese pobre diablo
al que en diez roces y vueltas di
mi desahogada simpatía, en la pista,
en el suelo de las noches jóvenes
con furia y la rudeza de mi gente
en los talones, en las caderas y pies,
en la conciencia que conoce libremente
el bravío sonido de todo guaguancó.

Otro poema para ti

Desde que te fuiste, amor
creer en nuevas palabras
llenas de paz o de calor
es tan dificil como contar
las estrellas de dos en dos
o como las gotas del mar
con gotero intentar contar.

Desde que te fuiste, mi sol
es inevitable pensar en ti
con la nostalgia eterna esta
que llega siempre a mi
las noches del sabado sin sal
sin tu rostro, sin poderte amar.

Desde que te fuiste, vida mia
acaban tan rápido los días,
sin esperar volver a besarte
porque mi realidad es verte
y ni si quiera poderte hablar,
debo conformarme ahora
con verte los domingos allí
al lado del altar, con tu guitarra
y con tus lentes, en tu lugar,
al lado del altar mientras yo
sueño con estar frente a el
para  jurarte quererte, yo
quererte hasta el fin del tiempo.

Desde que te fuiste, mi cielo
he jugado tantas veces a olvidar
que tus besos eran consuelo,
que tus abrazos eran mi hogar.
He jugado a sanar mis inviernos,
a sentir que me ha de bastar
saber que algún día al vernos
andarás con alguien, sin mi.

Desde que te fuiste, licenciado,
no encuentro las palabras precisas
para acércame a ti y con cuidado
convencerte para que decidas
otra vez regresar; te echo de menos.

Desde que te fuiste, mi corazón,
te he escrito miles de versos,
pretendiendo que los lees, versos
imaginando que te convenzo
de regresar y secar mis lagrimas
que siguen bajando cada vez
que a mi un poema se arrima
para hablarme de ti, cada vez
que recuerdo que lo siento,
que fui torpe, que mi Roberto
no regresa, que recuerdo, amor
que te amo con todo el aire
que me queda, con dolor,
con agonía, te amo como a nadie.