Deseo de octubre

Ya casi las tres de la madrugada,
ya casi, casi me desaparezco azul
dentro del colchón y tus recuerdos,
siempre vuelven con la almohada.
Siempre y mientras tanto duermes,
o al menos eso creo, que duermes
mientras yo soy un simple caracol
que llega tarde a su fiesta pagana.

Ya casi, casi me quedo dormida
y deseo soñar con que nos amamos,
ojalá me regales tu amor en sueños,
ojalá regreses, ojalá y volvamos
a tomarnos las manos y sudarlas,
a tomarnos las manos para caminar.

Seré

Seré una Julia de Burgos,
yo misma seré mi ruta
y que Dios me perdone
si le falto a sus planes.

Seré una Julieta sin Romeo,
hasta luego a todos,
hasta luego al amor inútil,
hasta luego a los falsos.

Seré una decepción
y no importa porque ya
a mi amor, por quien vivo
no le importará, no hay
un posible reencuentro.
Seré una sorpresa para muchos,
porque todos me creen fuerte
y siguen caminando, pero
mi pecho revienta, me duele.

Seré una poetisa de ésas
que crean fama con su muerte
en este mundo morboso y vil
en el que no hay esperzanza.
Seré mi Apocalipsis,
seré mi venganza y mi final.

Seré quien amó, quien se va.
Seré mi ruta, mi lamento,
mi silencio y mis gritos lejanos.
Seré todo lo que no puedo ser,
todo lo que alejé por aquél.
Seré tierra, fantasmas, expiración...

Eutanasia

Yo tuve culpa de que llegara el invierno

y de que las aves de rapiña me devoraran.

Yo misma tomé mi corazón y lo hice trizas

por no ser paciente, por respirar de prisa

y demandar tanto del mundo con el afán

de vivir siempre inhalando el siguiente día.

 

Quisiera correr sin que duela

Quisiera poder decir
que no suplicaré,
que no medigaré,
que no buscaré
y menos necesitaré
de ti que me ames.

Quisiera poder decir
que podré correr,
que podré volver,
que podré yo ser
feliz con tu fuga.

Quisiera tanto y
tanto, quisiera poder
romper tu corazón
en mil cantos
para besarte y saber
que mueres sin mi,
que quisieras volver
como quiero yo de ti
que vuelvas a acá...

Mira, tú, atiende
que te digo de nuevo
que quisiera poder
escuchar que quieres
que quiera quedarme,
que quisiera siempre
irme y no volver,
irme sin querer...
pero si me muevo
y te voy dejando
empieza a doler,
regreso y quisiera
simplemente poder
decir y jurar, jurar,
y siempre jurar
que no seguiré aquí
cuando voltees.
Entonces quisiera
poder saber si puedes
amarme para no querer
correr como hoy quiero
marcharme sin dolor
quisiera, quisiera...

Si lo deseas

Entro todas las mañanas a éste lugar

que está en mi recóndito humano

y en tu cuerpo violento que vive

en mi conciencia, en mi pecho

y de vez en cuando en mi mano.

Cuando junto al Sol alcanzo ver

esa semejanza de tu esencia aquí,

en ésta vida que podría ser tuya,

porque eres un abrigo y mi luz,

y porque eres mi Andrés, mi amor.

No se si algún día leerás mis líneas

y llegarás a saber que puedo ser

lo que ansías tener, lo que buscas

y todo lo utópico que imaginas...

No se si andas leyendo éstas cosas

que escribo siempre pensando en ti

y pensando en nosotros y en mí,

pero me tiembla el pulso y las piernas

con simplemente pensar en escribir

un par de versos que encierren en sí

a nuestros cuerpos y nuestra piedad.

Por si andaras leyendo por aquí

yo haré un par de confesiones sencillas

que son mi universo y mi eternidad:

tengo mis brazos corpulentos a tu merced

siempre que respiremos existirá para ti

un lugar seguro donde dormir, un abrazo,

las caricias de la noche y del pleno día,

siempre serán mis labios tu refugio

si así quieres que suceda si lo deseas,

nunca faltará en mis ojos cada empatía...

Y todo seré, ya lo he dicho antes, siempre.

Todo para ti seré, amor, si lo deseas

tanto como deseo serlo, lo seré sin vacilar,

porque ya yo todo lo he conseguido para mí

en ti, ya todo lo tengo contigo de frente...

Yo conmigo

No tengo la suerte de ser como el mundo me busca.
No tengo miles de hilos de seda en mi cabeza
ni tengo algodones en la piel, tampoco delicadeza,
no soy una flor del edén de los infieles mundanos.
No tengo diversión en mis palabras ni en el pecho.
Soy áspera como tronco de árbol y mis manos
tienen pereza en exceso para ofrecer aún con amor.
Mis par de ojos aceituna y bastante ordinarios
andan perdidos siempre, buscando dónde enfocarse.
No tengo en la cintura los centímetros exactos
para arrastrar con las páginas de los diarios
de quienes escriben sobre maravillas y sus pactos.
No tengo la belleza de hechizar con mi mirada
ni la magia de conseguir que amen mis labios
ni soy capaz de vivir en los pensamientos ajenos.
No tengo lo que el mundo me pide, para nada,
pero al menos en mi pecho hay una fiesta a diario.
En mi pecho suena un universo, y eso al menos
me basta para saber que soy capaz de amar
y sentir, aunque sea dolor, sentir la vida cerca...