Diría, pero mejor escribo

Diría que no tengo motivos consistentes para existir,
pero me criaron con las ganas de adorar a Dios,
me criaron con la ganas de agradecer por la comida,
con el repudio al deseo en exceso y al placer espontáneo.
Diría sobre todo que no tengo felicidad absoluta,
pero me hicieron crecer con una fe que tiene promesas
y que me promete la felicidad al humillarme a los pies
de un Rey, al que no he visto, pero me ha consolado.
Podría decir que estoy bien al desear volar con humo
o quitarle lo espeso a mi sangre, al desear la impureza
que mi animal encuentra atractiva, pero he crecido
en un seno donde la bonanza viene del autodominio
y mi cuerpo no es mío, es del Padre que me sopló.
Diría que ando moribunda y sin fuerzas, quiero morir,
pero decirlo implica seguirme olvidando de mi precio,
(precio de sangre que debe hacerme dichosa por demás)
implica morir a lo divino y ser miserable sin apuros
y me criaron para amar hasta las tristezas y gozarlas.
Diría plegarias para maldecir los días que me queman
con ese sol que me pone los ojos chinos, es tan brillante,
y me hace sentir diminuta y escasa, una mierda, un silbido
en el Universo y me pregunto si significo algo. De repente
olvido que siempre me han dicho que nacemos
con un propósito (meramente divino) al que no me acerco
ni de rodillas, ni arrastrándome, porque siempre me cuentan
que no soy nadie ante Dios, pero que soy importante
para Su Reino y desea perdonarme por desobedecer,
porque mis antepasados desobedecieron primero que yo
y que aún cuando Eva murió hace un cojón de siglos atrás
y Adán como quiera se la tiró, aunque ella haya tenido
mil culpas y fuese responsable de su mal azar, se la tiró
hace siglos.
y yo tengo que pagar y rendir cuentas porque se leer
y conozco la historia, porque me enseñaron que
Azotaron al Nazareno por mí, porque sabía que iba a pecar.
Diría que tengo ganas de mandar el mundo a la mierda
porque no ha sido nada como he querido, pero ciertamente
cuando rezo siento cosquillitas y estoy jodía porque Dios
existe y me mira, me observa y me pule desde su lugar.
Estoy jodía por escribir así de cosas sagradas, pero
los últimos días que he vivido han desgarrado mi piel
y me arde, así que aquí voy otra vez, de regreso a casa,
a los brazos del nazareno para ver si me cura con su manto...