Ganas

-Ganas no me faltan de morir-

al vacío del hueco ingenuo

que existe en tu costado,

en el hueco que calló tu vida

cuando expiramos la última

gota de esperanzas de volver.

Ganas, ¿dices ganas de qué?

yo digo de hacer un eco

en el viento y en las orejas

tuyas, para que explote

tu música y tu armonía injusta

con el resto del Universo.

Ganas, ¿de qué tienes ganas,

amor tuyo? porque de nadie

puedes ser. ¿de qué? dime

porque mis ganas tienen 

un título muy extenso y frío

desde el viernes y el sábado, 

de hundirse bajo las burbujas

y detener el tiempo un rato,

morir en la ducha o quizá

morir en la cocina o aquí

en la última esquina que fue

un inmune e insensato encuentro  

entre el pulso y la locura

de lo que siempre hemos sido.

Pretendientes no de nosotros

si no de nuestras vidas separadas...

Ganas, ¿de qué tienes ganas tú?

porque ya yo he hablado mucho

y el tiempo pasa rápido a veces

y hoy es uno de esos días

en que voy con toda la prisa

amarrada en el zapato...

Ganas digo. ¿ganas de qué?

si todas las ganas no sirven

-y no sirven todas las ganas...-

-Ganas... ¿de qué?, ¿sabes?-