Y aquí estoy una vez más
tan evasiva de mi rostro,
pero frente a las caras
con lo poco que arrastro
convierto en demencia
lo que arropan mis labios
y discuto con vehemencia
ante absurdos cambios
que me ofrece esta máscara.
Ya no soy ni fuí ni seré nada
ya simplemente existo en sociego
siendo sierva de mi mirada
y del reflejo que aún niego
conociendo mis criterios
de dama de noche y de besos,
de compañía de mis misterios,
ya casi solo puedo ser de esos;
de esas; ser miserable derrota
o fingir que mi pureza de miel
endulza mis sábanas y no...
Ya estaré conciente y culpable
de las malas pasiones que toco
y que son casi el doble
del pozo que no bebía hace un poco
y estaba tan segura de no tener
sed ni deseo de tragar aguas amargas
y el pozo tan cerca de mi componer
tan cerca de mi absurdo desierto...
¿Quién diría cosa de tal santa?
la santurrona de vajillas rotas
lo que ni se ve bajo esta manta
así como quien desconoce
la propia realidad,
como quien se esconde un poco,
como quien pretende un poco,
como ser hipócrita y por maldad
ser el bien rozando la carnosidad...
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