Espejo social; yo

    A diario me miro en el espejo y me arreglo para los demás. Y yo se que los demás no te miran sabiendo que te arreglas para que te digan lo hermosa que te ves. De vez en cuando yo no me arreglo, y en esos días consigo par de críticas; que malo tengo el pelo, que despeinada fui ese día, que gorda me veía... tenía manchas en la camisa... eso todos lo vieron. Más cuando me arreglo puedo sentir como paso por desapercibida y nadie dice que parezco ser hermosa. Claro, sería muy difícil reconocer las virtudes del otro, o como dice Ricardo: aceptar que las reconoces. En este caso ni yo reconozco las mías y decido creer que ando fea de arreglada o de mal vestida. Entre semanas me propongo la belleza de impresionar al mundo cuando camine por las calles y de andar entre las palabras de todos... Y cuando llego a donde sea piso firme y espero que se escuche todo, pero creo que el espejo me miente siempre y en realidad nadie me mira. Y pienso -¿a quién diablos le importa tu presencia?-... Me hago un par de buches para evitar gritarle a todos que es pura mierda lo que son, lo que somos, en lo que nos hemos ido convirtiendo.
Protesto por caer en el vicio de cuidar lo que ven los demás, por caer en el vicio de no ser pieza original. Protesto a cada rato porque todos parecemos iguales y nos arreglamos creyendo que lucimos diferentes. Entonces me confundo cuando escucho tantos lemas de publicidad: "todos somos iguales", "eres tu destino", "somos uno", "la victoria es tuya"... Yo no entiendo a este mundo ni lo voy a entender jamás. Somos siempre uno y siempre todos. Somos siempre individuos y sociedad. Lo que ocurre es que cuando nos conviene servimos al ego y cuando no, no queda remedio que servir a la masa.

Y no niego que después de reconocer los fallos de cada día sigo en la misma rutina, porque no tengo suficiente valor para salir del vicio éste que consume mis pensamientos. Siento que hay que cambiar el foco de la vida, pero cuando lo haces solo no hay forma de sustentar lo que se cree. Y todos los días me sigo arreglando para los demás. Total, ya me acostumbré o mejor decir me mal acostumbré a la indiferencia de esta humanidad...