El tiempo es una caverna.

Wednesday, February 1, 2012

Métrica y consuelo

Mucho que tengo hoy de inventario en la maleta
que cargo todos los dias en que despierto conciente.
Tengo un par de sandalias por oblogación, sin quererlas.
Tengo un techo desorganizado y un par de dientes
que con el frío me regalan dolor profundo al igual
que con la dulzura y algunos ingredientes en el alimento.
También tengo un resumen de todas esas preguntas que
diariamente recibo y son siempre iguales; sin respuestas.
Entre otras cosas, tengo un sobre y un poco de azúcar
para echarle al café por las mañana de rutina.
Tengo una brújula inservible, no se leer sus flechas locas,
no se siquiera decir si tiene algún norte porque tristemente
nunca amé tanto la geografía para prestarle atención a
una rosa de los vientos trazada en una pizarra verde por años.
Creo que tengo una colección de largos puntos suspensivos
sobre mi mesa de noche esperando responder a mis desvelos
con un enfoque poético para que no parezca tan real y crudo.
Tengo un olvido de lo importante, una carta sin enviar,
un siglo que no podré terminar de vivir, un xilófono viejo,
una grieta en el piso de mi habitación, un secreto sin contar,
muchas horas sin dormir, decisiones que debería tomar de inmediato,
soluciones sin encontrás, un caos, un deseo reprimido, una historia
para contar todas las noches hasta que parezca aburrida, un horario,
poco tiempo para mi silencio, papeles sin archivar, cigarros ajenos
que no fumaré, sorpresas por descubrir, lecciones por aprender...
Y olvido algo, solo necesito culminar mi catástrofe con la calma,
porque en este instante tus palabras han hecho cesar mi tempestad,
tú que sabes bien quien soy y me regalas a Dios en una frase
para que exista un mapa complejo y extenso más útil que una brújula.
Sólo falta decir que entre todo lo que tengo también estás
y es suficiente para sentir la satisfactoria necesidad de sonreír.

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